Eva y Juanma
son una pareja madura, que decide casarse a la vuelta de años de convivencia, con dos hijos en común. De la zona de Parque Litoral, la primera vez que nos vimos fue un domingo en un barecito de su zona donde empezamos a conocernos, vimos los álbumes de muestra y todos los detalles de cómo trabajo. Desde el primer momento me pareció una pareja extraordinaria y, en muchos aspectos, muy parecidos en carácter a mí, así que congeniamos muy bien. En seguida los tres sentimos que iba a ser su fotógrafo de boda.
De entrada su idea era hacer un reportaje algo más reducido en tiempo que no llevaría preboda ni postboda, sin preparativos de los novios; es decir, ceremonia, cóctel, banquete y fiesta. Y aunque para los fotógrafos es algo que se nos queda un poco corto -a mi me da la sensación de que me faltan cosas por contar de ese dia-, en seguida acepté. Creo que su carácter como pareja me convenció para aceptar hacer una boda con un cariz algo más reducido.
Así, comenzamos nuestro trabajo el mismo día de la boda un poco antes de la ceremonia en Finca Chalet El Rocío, una gran parcela ajardinada con unas amplias extensiones de césped muy bien cuidado y árboles importantes, de esos que se les nota una gran edad y que dan sombra precisa para estos días de calor. Una coqueta piscina con un puente de madera en el centro en el que nos hicimos algunas fotillos de grupo bastante graciosas. Una carpa específica para la ceremonia y otra mayor en la zona inferior, al final de la finca para el banquete y la barra libre.
La ceremonia muy emocionante, presidida por su dos hijos. El chico llevaba los anillos y la niña, algo más mayor, les dedicó un pedazo de discurso entre lagrimas, nervios y muchas risas. Desde luego, para comérsela al ver la carita con la que miraba a sus padres mientras les leía unas notas que traía escritas que, sin duda, no olvidarán jamás.
Gran acierto de la novia fue contar con una consultora de MaryKay
que iba retocando a las invitadas, e incluso a la novia y a la madrina, mientras disfrutábamos del cóctel en un día muy soleado y algo caluroso. Además de esta visita, totalmente gratuita, la consultora les ofrece a las novias una visita en casa, limpieza facial y una reunión con amigas y familiares para presentar sus tratamientos y sus productos.
En la carpa grande, con las lonas laterales quitadas por completo por el calor a esa hora, pasamos a la comida y el resto de celebración. La luz era bastante buena para el desarrollo de nuestro trabajo y los invitados desde el primer momento empezaron a darlo todo. Hablando de invitados, una de las parejas asistentes, unos de los mejores amigos de los novios, habían sido compañeros de trabajo mío años atrás; imaginad la sorpresa cuando nos encontramos en el cóctel.
Para cerrar, el corte de tarta de los novios acompañado de música, un brindis, baile y comienzo de la barra libre. Canciones de los 80 en gran medida, con lo que tocaron la fibra sensible del fotógrafo sin parar de moverme entre los invitados y captar momentos únicos. Un ratito final con música algo más antigua (el gran Raphael entre otros), un último brindis con los novios y a casa a guardar todo el material del día para editarlo lo antes posible.